LIBRO
LA MORAL DEL SUPERHOMBRE
Federico Nietzsche (1844 -1900) se dio perfecta cuenta de
que las éticas en circulación (las que él conocía; no trata nunca
el caso de la moral natural aristotélico-tomista) simulaban un
fundamento objetivo (o trascendente), pero eran en realidad expresiones
de la voluntad del sujeto, de su conveniencia o del
azar. En cinco aforismos rápidos, ocurrentes y demoledores,
destruye de un plumazo el proyecto moral de la ilustración.
"Mi moral sólo puede ser la moral que mi voluntad ha
creado: no hay sitio para ficciones al estilo de los derechos
humanos, o el mayor bienestar para el mayor número".
Toda moral es el disfraz de una voluntad de poder, excepto
la propia moral de Nietzsche, que no oculta nada, que es simple
y llana voluntad de poder sin máscara ninguna.
El hombre realmente valioso, el superhombre, impone su
voluntad creando su propia moral. Los mediocres no tienen sino
que obedecerla. Para Nietzsche, la humildad y la compasión son
vicios abyectos, y el cristianismo, que los predica, rechazable.
Nietzsche es el filósofo moral por excelencia de nuestra
época; sus premisas están presentes tanto en las sociedades
burocráticas como en los irracionalismos proféticos de izquierda
o derecha (nazismo, comunismo...). Su "moral" está muy
arraigada en el medio contemporáneo, y por ello no es extraño
que la manipulación impere en el mundo, no ya como una debilidad,
sino como un derecho; cabe esperar que en la sociedad occidental
sigan apareciendo "superhombres" de vez en cuando (al
estilo de Hitler o Stalin); y que en la vida diaria, los grandes dirigentes,
los gerentes de la sociedad, los gobernantes y los buró-
cratas traten de dirigir a su antojo, por medio de la simulación y
el engaño, diciendo la verdad en la medida de lo indispensable, a
la masa aborregada. La moral del superhombre es la moral de la
selva, inteligentemente disfrazada.
Nietzsche ganó la batalla filosófica; y la ganó porque los
contendores con que disputaba eran sólo los filósofos de las morales
de la inmanencia. Su victoria es la prueba de que esas morales
son un fracaso. Y la propia moral del superhombre es, al fin
y al cabo, una moral más como las que Nietzsche, con tanto acierto, desautoriza. Su mayor lucidez no la redime de ser tan
arbitraria, tan vacua y tan sin fundamento como las demás.
Dice McIntyre: "Después de tres siglos de filosofía moral y
uno de sociología, y todavía falta cualquier enunciado coherente
o creíble del punto de vista ilustrado".
Moral para profecionales - Rafael Estartus (1994)
TESIS
DIOS DE LOS HOMBRES Y TRANSVALORACION DE LOS VALORES
El valor de un objeto, que trasciende su significado económico y abarca, por
supuesto, las discusiones morales y las fuerzas de motivación, en los tiempos modernos
lo popularizó Nietzsche. Ese es un mérito suyo. Y, ¿cómo o con qué lo popularizó? Con
el impactante y escandaloso pronunciamiento de: !Tansvalorar todos los valores!. Este pronunciamiento causó, en «un mundo perfecto
y estéticamente acabado», al cual sólo en su estado ideal habría si acaso que seguir
perfeccionando. Pero Nietzsche está claro de que todo no anda bien y que el
mundo no está en las mejores manos ni que la Biblia debe ser el vademécum del
ciudadano común y corriente alemán y mucho menos de la juventud. Nietzsche estaba
dotado de una rara intensidad crítica; reaccionó incluso contra el «espíritu objetivo» y
esta es la razón del porqué plantea transvalorar todos los valores. Hasta en el sufrimiento
veía una raíz de sumisión, de anti-rebeldía y como él era en esencia vitalista y amaba por
sobre todas las cosas, la voluntad de poder para vencer resistencias, despreció la
compasión por el que sufre. La compasión por el que sufre es la es para Nietzsche la
quinta esencia morbosa del cristianismo. Es cierto, y pensamos que esto no escapó a su
mente profunda y sutil, que en toda rebelión hay también sufrimiento. Pero no es igual el
sufrimiento filisteo, que el sufrimiento prometeico. En el sufrimiento prometeico el
hombre encuentra placer, porque es el sufrimiento de la rebeldía, de la intrepidez; de
utilidad humana y no el del masoquismo. El hombre también sufre porque no es un dios y
porque es mutable. Todo devenir implica destrucción y como tal, sufrimiento. Se
pronunció por un dios de los valores naturales y no por un dios de los valores morales.
Un dios para la vida y no un dios para juzgar y regañar. Es el Dios de la afirmación de la
vida, y no del suicidio existencial. Aún hoy, después de casi ciento cuatro años de la
muerte de Nietzsche, el Dios que rige la moral sirve casi sólo para regañar. A esta falsa
valoración moral es a la que Nietzsche criticaba y eran estos, parte de los valores que
quería transmutar. La Iglesia reconoce lo nuevo sólo en última instancia y en la mayor
parte de las veces, tratando de capitalizar lo nuevo para ella. El mayor mérito de
Nietzsche es, pues, su teoría de la transmutación de todos los valores, el haber llevado a
la palestra pública y a la vigencia intelectual, el tema de los valores morales.
http://biblioteca.ucm.es/tesis/fsl/ucm-t29210.pdf
ARTICULO
"EL SUPERHOMBRE"
El superhombre que todos conocemos es Superman. La publicidad decía: “¿Es un pájaro? ¿Es un avión? No, es Superman”.
Pero antes de que Superman volara por los aires y rescatara a seres indefensos, ya había aparecido en los libros de Nietzsche “el superhombre”. Es difícil no pensar en una especie de Superman cuando oímos hablar de “el superhombre” de Nietzsche. ¿Porque se parecen quizá?
En realidad sólo tienen en común el nombre. Y ni siquiera. Nietzsche no dice exactamente “superhombre” sino “superhumano” y en lo que está pensando es en aquello que supera lo humano. En cambio, Superman es supernormal: un periodista, Clark Kent, normalísimo, que tiene poderes. O lo que haría un individuo normal que tuviera poderes.
Nietzsche piensa que lo humano tiene que ser superado porque el común denominador de la vida de los humanos es que esté asentada en la moral de rebaño y del resentimiento.
En general a los humanos les gusta vivir en rebaño, haciendo lo que los demás hacen, siendo acogidos por los demás en el seno del rebaño. Sus valores están basados en el resentimiento: necesitan establecer bien claro lo que no son, o aquello contra lo que ellos son. No son vidas creativas, ni alegres.
Es ridículo pensar que los nazis eran superhombres en el sentido en el que Nietzsche empleaba esta palabra. Los nazis no superaban lo humano sino que lo llevaban a su máxima exageración. Eran supernormales: eran un rebaño cuya negatividad estaba dirigida contra los judíos. Sus alegrías eran fruto del resentimiento. Supieron destruir, no crear.
Si queremos tener algún ejemplo de lo que es “el superhombre” o “lo superhumano” de Nietzsche hay que pensar que “superhumano” es más bien una cualidad de las acciones y no una identificación de este o aquel individuo. No hay superhumanos, sino acontecimientos, momentos, superhumanos.
Hay que poner los ojos sobre los creadores en cualquier territorio, en el arte, en la política, en la ciencia. Todo creador ha tenido que afirmarse a sí mismo, separarse del rebaño, creer en su propia potencia, avanzar con entusiasmo sin preocuparse de los demás. Picasso, Virginia Woolf, Nelson Mandela..., todos ellos han hecho algo que ha superado a la humanidad.
Y la humanidad necesita gestos superhumanos. Paradójicamente en los últimos cien años muchas mujeres, conocidas y anónimas, han sido “superhombres”, han superado los límites del rebaño y no han luchado contra los hombres, no se han movido por el resentimiento sino por afirmación de ellas mismas.
http://www.fronterad.com/?q=bitacoras/maitelarrauri/para-todos-filosofia-8-superhombre
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